viernes, 22 de febrero de 2013

"La Educación Prohibida"

“La Educación Prohibida” es un documental en el que diversas personas relacionadas con el mundo de la educación exponen sus ideas, pensamientos y experiencias acerca de diferentes prácticas educativas llevadas a cabo en países de América Latina y España.

La base de la película es promover una educación en libertad que ayude al ser humano a desarrollarse de forma íntegra primando valores como el amor y el respeto frente a un aprendizaje meramente academicista.


Si buscas resultados diferentes, no hagas siempre lo mismo Albert Einstein.

La educación es la base que sustenta toda sociedad, es algo fundamental. El problema está en que esta sociedad evoluciona, cambia a lo largo del tiempo, pero el sistema educativo permanece estático. No es posible atender las necesidades de generaciones del siglo XXI con métodos educativos que eran utilizados en el siglo XVIII.

El concepto de educación se basa únicamente en contenidos curriculares dejando a un lado el desarrollo personal. No puede ser que nos limitemos a enseñar una historia o unas matemáticas sin importarnos en absoluto la situación personal de cada niño, sus dificultades, necesidades, sentimientos, emociones.

Partiendo del objetivo de enseñar valores humanos, estamos haciendo todo lo contrario. Nuestro sistema educativo promueve actitudes tales como la competencia, el individualismo, la discriminación, el condicionamiento, la violencia emocional, el materialismo.

El conocimiento está fragmentado, no hay una enseñanza interdisciplinar. Existe la concepción de que cada asignatura tiene su clase, su hora, sus contenidos, su aula sin darnos cuenta de que en la clase siguiente es muy probable que se traten los mismos contenidos pero desde una perspectiva diferente. Si fuéramos capaces de abrir nuestra mente e intentar trabajar unas y otras asignaturas conjuntamente, estaríamos promoviendo un aprendizaje mucho más significativo en los alumnos.

Actualmente, la educación no busca otra finalidad más que alcanzar unos ciertos objetivos académicos, educamos para superar exámenes, no para aprender. Como consecuencia, estamos convirtiendo la enseñanza en algo repetitivo y puramente memorístico que no tiene ninguna utilidad ya que los niños no aprenden. No transmitimos enseñanzas y valores que sirvan a nuestros alumnos para desenvolverse de forma independiente en la sociedad en la que tienen que vivir.

¿Cuál es la razón de que el sistema educativo siga siendo el mismo, no avance? Son diversas las razones que pueden explicar este hecho, pero yo personalmente destacaría el miedo al cambio, la falta de motivación para experimentar nuevas estrategias, nuevas metodologías. Es muy cómodo continuar por el camino ya recorrido, porque sabemos que bien o mal, permite seguir adelante. Pero como educadores (y lo correcto sería decir educadores vocacionales), no nos puede dar igual hacer las cosas bien o mal. Estamos creando futuras generaciones y tenemos que hacerlo de la mejor forma posible, buscando un sentido a aquello que hacemos, de forma que tanto maestros como alumnos vean en la educación algo útil, práctico para la vida y para el desarrollo como personas.


Nuestro problema para la comprensión de la escolarización obligatoria tiene su origen en un hecho inoportuno: el  daño que hace desde una perspectiva humana, es un bien desde una perspectiva de sistema John Taylor Gatto.

En la antigüedad no existía la educación tal y como la entendemos hoy en día. La educación pública, gratuita y obligatoria surge a finales del siglo XVIII y principios del XIX, durante la época del Despotismo Ilustrado, en Prusia, desde donde se extendió al resto del mundo persiguiendo el objetivo de la “educación para todos”.

La educación, así entendida, surge en un contexto industrial en el que el modelo de producción fue trasladado a la escuela: la cadena de montaje. Este sistema impide  llegar a profundizar en cada alumno, es una enseñanza superficial en la que se “producen” niños exactamente iguales, con los mismos conocimientos, pensamientos, objetivos, comportamientos, etc. ¿De qué nos sirve crear generaciones exactamente iguales? ¿De qué nos sirve tener robots por alumnos? ¿Dónde queda la riqueza de la diversidad?.

Los educadores no son quienes diseñan sus propios planes de actuación sino que siguen las directrices establecidas por una administración que planifica las bases educativas sin ser ellos mismos quienes las pongan en práctica.

No obstante, dentro de los fines que tenemos que alcanzar hay un margen de actuación que es donde nosotros, como educadores, tenemos que manifestar todas nuestras fuerzas y nuestras ganas de llevar a cabo un proceso educativo diferente persiguiendo el objetivo principal de la educación: lograr una buena calidad de vida.


No me sigan a mí, sigan al niño María Montessori.

La educación está pensada para atender a las necesidades de los niños no de los adultos. Los niños, desde que nacen, son creativos, observadores, curiosos. Como maestros tenemos que proporcionar los medios necesarios para fomentar esa creatividad, para contribuir a su desarrollo. Del mismo modo, los niños nacen con una predisposición innata al aprendizaje que no podemos dejarla pasar sino que hay que aprovecharla para incrementar su interés por el conocimiento.

Los niños son como “esponjas”, es decir, absorben todo lo que ven, escuchan, experimentan a su alrededor. Es ahí donde tenemos que intervenir, enriqueciendo su contexto con contenidos que les puedan ser útiles para la vida.

 
Estudiar no es un acto de consumir ideas, sino de crearlas y recrearlas Paulo Freire.

La manera en que enseñamos los contenidos actualmente, conlleva un aprendizaje memorístico basado en la repetición. Al maestro no le interesa si el niño comprende o no lo que está estudiando; lo único que le preocupa es que se reproduzcan los contenidos con las mismas palabras que él lo expuso. Esto es un error, ya que  no tiene ningún sentido. El niño en cuanto realiza el examen se olvida de esa información para dejar espacio en su memoria a contenidos nuevos. No estamos promoviendo aprendizajes significativos en los que el niño conecta la materia nueva con información ya adquirida, en los que se crean relaciones entre la persona y su entorno.

La comprensión es fundamental. Aprendemos cuando comprendemos lo que estamos estudiando. Si comprendemos vamos a poder aplicar aquello que aprendimos para resolver situaciones y problemas de la vida cotidiana. Esto es realmente enseñar: ayudar a los niños a adquirir conocimientos que les sirvan y puedan poner en práctica para desenvolverse en la sociedad.

Con la Escuela Activa, ideada por Piaget en los años 50, el niño deja de ser un sujeto pasivo para pasar a ser un sujeto activo y libre que participa en la construcción de su propio aprendizaje. Este aprendizaje se realiza a través de la autocorrección así como de la corrección por parte de otros niños.

Algo básico a la hora de aprender son los errores. Actualmente se tiene una concepción un tanto negativa hacia el cometer errores, hacia el equivocarse, no obstante, aprende más el niño que se equivoca en su proceso de aprendizaje que aquel que no lo hace, ya que el primero está incidiendo y trabajando más la tarea al tener que solucionar el error.

 
En realidad, sólo existe el acto de amar, (…). Significa dar vida, aumentar su vitalidad. Es un proceso que se desarrolla y se intensifica a sí mismo Erich Fromm.

Todos los seres vivos tienen unas necesidades internas que para ser satisfechas precisan de un entorno determinado que les permita alcanzar los objetivos de la vida: vivir y autorrealizarse. Este entorno simplemente se encarga de que el ser vivo disponga de lo necesario para crecer y desarrollarse. El elemento más importante, que permite la evolución biológica es: el amor.

Frente a esto surge la pregunta: si la base de la educación es el amor, ¿por qué enseñamos a base de premios, castigos y amenazas? Como consecuencia, la educación pierde totalmente el sentido. Los niños ya no estudian por gusto sino por miedo a que, al no hacerlo, pierdan el amor de sus padres. De este modo, el aprendizaje deja de ser algo significativo al convertirse en una actividad forzada.

Los niños tienen que estar bien cuidados, es decir, respetados en sus procesos vitales; de esta manera van a tener ganas de trabajar, de construir, de vivir.

 
Siente tu alma, escucha tu corazón Rudolf Steiner.

Todos los niños son diferentes. Cada niño tiene unas características, unas necesidades, algo que lo hace diferente al resto. Esto es algo que debería valorarse positivamente ya que aporta una fuente de riqueza muy grande. Esto es diversidad. Sin embargo, en las escuelas se promueve la uniformidad, es decir, que todos los niños sean iguales.

En el desarrollo de un niño influyen multitud de variables que muchas veces no se tienen en cuenta al trabajar de forma fragmentada, tanto con las asignaturas como con los alumnos. El ser humano es un todo y requiere una visión global, una educación integral, holística.

El holismo se define como la visión del todo. Es una posibilidad de llevar a cabo una enseñanza integral, global sin que haya fragmentación de espacios, alumnos, asignaturas. Para acceder a una formación integral podemos comenzar por acceder al arte. El arte es una disciplina básica que permite a los niños desarrollar su creatividad.

 
… la Educación sin libertad, da por resultado una vida que no puede ser vivida plenamenteAlexander S. Neill.

“Libertad” es la palabra que debería definir la educación. El niño tiene que poder tomar decisiones sobre qué camino quiere seguir en base a qué quiere llegar a ser en un futuro. La posibilidad de decidir le proporciona una autonomía, una independencia que le van formando como persona de manera que finalmente llega a vivir en libertad siendo capaz de manejar su vida por sí mismo, solucionando problemas, planificando qué es lo que pretende. Una educación en la que el niño puede elegir qué es lo que quiere estudiar en base a sus intereses fomenta un aprendizaje más significativo.

Uno de los principales inconvenientes a las hora de educar en libertad es el rol que desempeña el profesor, ya que impone en vez de plantear propuestas que den al alumno una participación activa.

La evaluación de los alumnos mediante calificaciones numéricas es algo subjetivo e imperfecto ya que, dependiendo del profesor, la valoración puede variar de unos a otros. Existen diversas formas de evaluación no tan determinantes del proceso educativo como por ejemplo, la autoevaluación, informes pedagógicos compartidos centrados en el proceso y no en el resultado, constante intercambio entre educadores, educandos y familia. De esta manera, cambiamos nuestra forma de entender la evaluación centrándonos en el aprendizaje respetando el ritmo y motivación propios de los alumnos.

La escuela es un centro educativo donde todos podemos aprender de todos, no hay edades ni barreras que nos separan, sólo experiencias que nos integran. Esta formación integral, intergeneracional, es algo básico que permite a los alumnos aprender a convivir, a trabajar en equipo, a ayudarse unos a otros y aprender los unos de los otros.


Todo vivir humano ocurre en conversaciones y es en ese espacio donde se crea la realidad en que vivimos Humberto Maturana.

Una de las razones que impiden a los maestros ejercer una educación en libertad puede ser la negativa a educar sin disciplina. Y es que actualmente tenemos un concepto de la palabra “disciplina” un tanto radical, es decir, en nuestras cabezas tenemos la idea del maestro como autoridad que impone a los niños aquello que tienen que hacer y cómo lo tienen que hacer, sin dar al alumno ningún margen de actuación, de decisión. Lo que se consigue con esto es crear personas dependientes, incapaces de tomar decisiones por sí mismos. Debemos abrir la mente, concebir al maestro como un guía que orienta a sus alumnos y les ayuda a desarrollarse personal y humanamente de forma que el día de mañana puedan enfrentarse al mundo por sí solos.

No podemos decidir por los niños simplemente por el hecho de que sean mis alumnos, mis hijos, etc. Tenemos que enseñarles a pensar, a reflexionar, a saber elegir aquello que nos gusta y nos conviene. Dar pautas generales de convivencia, de respeto, de comportamiento, de convivencia, dentro de las cuales el propio niño se va a dar cuenta de que todo aquello que impida trabajar y avanzar será incorrecto.

Otra idea errónea acerca de la educación es que tiene que llevarse a cabo en escuelas. En los últimos años han surgido nuevas corrientes como la Educación en Casa o la Educación sin Escuela que apoyan el hecho de que el niño puede aprender en todo tipo de contextos, sin tener que limitarse a una institución formal. La educación no termina nunca, aprendemos continuamente a lo largo de toda la vida ya que la mejor forma de educación es la autodidacta, es decir, a través de la experiencia nos creamos a nosotros mismos, descubrimos y construimos los conocimientos que aprendemos.

 
Poco a poco se fueron despojando del falso ropaje con que las había vestido la escuela normal; dulcificaron su voz y la mirada, y se sentaron entre los niños para conversar con ellos y para escucharlos conversarOlga y Leticia Cossettini.

Hoy en día el maestro ya no desempeña el mismo rol que años atrás, ya no se dedica únicamente a enseñar contenidos magistrales sino que acompaña un proceso de aprendizaje con un grupo de personas que no saben más o menos que él. El maestro es un guía que crea un camino y ofrece posibilidades que ayuden al niño a crecer y a desarrollarse como persona.

La profesión de maestro tiene que ser vocacional. Es un oficio en el que si el educador no se siente feliz, alegre, en armonía, entonces no está educando. El educador transmite a sus alumnos todo aquello que vivió a lo largo de su infancia y su proceso de desarrollo y formación personal hasta el momento, de modo que dependiendo el grado de conformidad con su experiencia pasada se manifiesta en el modo de acercarse y tratar con sus alumnos.

La educación es una oportunidad de crecer, de enriquecerse como persona ya que no sólo los alumnos aprenden de los maestros sino que los maestros reciben mucho más de sus alumnos.  

La participación de las familias, los alumnos y maestros en el proceso educativo es básica para satisfacer las necesidades de cada persona, familia y comunidad.

 
Los ideales no tienen lugar en la educación porque impiden la comprensión del presente. Podemos prestar atención a lo que es, sólo cuando dejamos de huir hacia el futuro Jiddu Krishnamurti.

La familia es un elemento fundamental que tiene que estar presente y de forma activa en todo el proceso educativo de los niños. Es necesario un trabajo conjunto, cooperativo, coordinado entre familia-escuela ya que si no existe esta relación es muy probable que todo el trabajo llevado a cabo en el aula pueda ser deshecho en la educación impartida por la familia al transmitir valores o principios diferentes.

Antiguamente, los niños eran educados por su propia familia, por la comunidad, a través del trabajo y la experiencia conjunta de ambos pero hoy en día los padres ya no se sienten capaces de educar a sus hijos y derivan esta labor en los docentes, cuando la escuela educa pero la verdadera función de criar y hacer crecer a los niños es de la familia. La escuela apoya este proceso pero no es la protagonista del mismo.

Eduquemos como eduquemos lo más importante es hacerlo con amor, con alegría, buscando como objetivo fundamental lograr que los niños sean felices y crezcan en armonía, sintiéndose aceptados, respetados, protegidos y cuidados.

Sería bueno dejar a un lado las expectativas y centrarnos en aquello que el niño realmente quiere y necesita.


Por tanto…

No hay una única forma de educar, no hay un método para todos sino tantas propuestas como experiencias libres y autónomas existan.

La cuestión no es el qué sino el cómo. Son muchas las posibilidades que existen a la hora de educar, prácticas diferentes, innovadoras pero, sin embargo, son muy pocos los que se atreven a experimentar con ellas, a ponerlas en práctica ya que resulta más fácil y cómodo continuar la tradición que arriesgarse a ver qué ocurre con un método nuevo. Este no querer arriesgarse tiene su base en un miedo al fracaso, porque consideramos el fracaso como una pérdida de tiempo cuando en realidad se trata de algo enriquecedor y formador.

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