A la hora de idear una imagen, disponemos de una serie de elementos de cuya combinación se pueden obtener obras de arte realmente interesantes, curiosas y con gran capacidad de comunicación:
·
Elementos
morfológicos (asociados con la forma de la imagen):
punto, línea, forma, textura y color.
·
Elementos
temporales o dinámicos:
iluminación, composición, retórica visual, armonía y contraste, equilibrio,
tensión, ritmo.
·
Elementos
escalares: tamaño, escala, proporción, formato.
A
continuación, vamos a estudiar cada uno de los elementos morfológicos que
podemos tener en cuenta en la constitución de una imagen.
El
color: se trata de una experiencia sensorial ligada
íntimamente a la luz, siendo ésta la fuente de todos los colores, es decir,
éstos se ven por una interrelación entre la luz y los objetos.
El color
está cargado de información y es una de las experiencias visuales más
penetrantes que todos tenemos en común. Por tanto, constituye una valiosísima
fuente de comunicadores visuales (Dondis, 1992: 64).
El contraste
de colores suele resultar de una gran expresividad plástica.
El color
saturado es simple, casi primitivo y ha sido siempre el favorito de los
artistas populares y los niños. Carece de complicaciones y es muy explícito.
Cuanto más intensa o saturada es la coloración de un objeto visual o un hecho,
más cargado está de expresión y emoción.
El color
tiene una simbología cultural y puede presentarse en dos vehículos diferentes: sobre soporte luz y sobre soporte pigmento.
·
La combinación de colores en esta última modalidad se
denomina «mezcla sustractiva» donde la combinación de los
colores primarios (magenta, cyan y amarillo) da como resultado los secundarios
(verde, naranja y violeta). La combinación de los tres colores primarios tiende
al negro.
·
En cambio, cuando los colores van sobre soporte lumínico, sus planteamientos son diferentes:
los primarios son otros (rojo,
verde y azul violáceo) y los resultados de sus mezclas son distintos. La suma
de los tres, por superposición, da el blanco, y la ausencia total de ellos es el negro. Esta es la mezcla
que se utiliza, por ejemplo, en la televisión en color para lograr, a partir de
estos tres primarios, todos los colores que aparecen en pantalla (García,
1995).
Bibliografía
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