lunes, 18 de febrero de 2013

¿Para qué nos va a servir este blog?

Con el objetivo de realizar un seguimiento de los contenidos y aprendizajes que se abordarán a lo largo de la asignatura Expresión Plástica en la Educación Primaria durante el curso 2012-2013, he creado este blog a modo de diario con el que podré ir trabajando y reflexionando sobre los diversos aspectos tratados en el aula.

Muchas veces cuando escuchamos la palabra "Plástica" nuestra mente la asocia directamente con el colorear, el dibujar, etc, pero va mucho más allá. Es una disciplina que nos ofrece una amplia variedad de posibilidades a la hora de expresar sentimientos, emociones, ideas; es un medio de comunicación; permite interpretar la realidad desde puntos de vista diferentes, únicos.

Es una práctica muy enriquecedora, una manera diferente de trabajar que puede resultar muy positiva para nuestra formación tanto personal como profesional.

Como introducción, me gustaría dejar un cuento muy bonito que he encontrado de un grupo que se llama "Utopía y Educación" y que me parece que va de acuerdo al título de este blog ya que refleja de qué manera la diversidad, la variedad es básica para el desarrollo de la sociedad y de la creatividad de sus miembros.

La distancia más corta entre el hombre y la verdad es un cuento”

"Un niño" por Helen Buckley
 
Una vez un niño fue a la escuela. Él era bien pequeño. Y la escuela era bien grande. Pero cuando el niño vio que podía ir a su clase caminando directamente desde la puerta de afuera, él se sintió feliz, y la escuela no le parecía tan grande.
 
Una mañana, cuando hacía poco que él estaba en la escuela, la maestra dijo:
- Hoy vamos a hacer un dibujo.
- ¡Bien! - pensó él.
 
A él le gustaba dibujar. Podía hacer todas las cosas: leones y tigres, gallinas y vacas, trenes y barcos..., así que tomó su caja de lápices y comenzó a dibujar. Pero la maestra dijo:
- ¡Esperen! ¡No es hora de comenzar!
 
Y esperó hasta que todos estuviesen prontos.

- ¡Ahora! - dijo la maestra - Vamos a dibujar flores.
- ¡Bueno! - pensó el niño.
 
Le gustaba dibujar flores con lápiz rosa, naranja, azul. Pero la maestra dijo:
- ¡Esperen! Yo les mostraré cómo se hacen. ¡Así! - dijo la maestra, y era una flor roja con tallo verde.
- ¡Ahora sí! - dijo la maestra -. Ahora pueden comenzar.
 
El niño miró la flor de la maestra y luego miró la suya. A él le gustaba más su flor que la de la maestra,  pero no lo reveló. Simplemente guardó su papel e hizo una flor como la de la maestra. Era roja, con el tallo verde.
 
Otro día, cuando el niño abrió la puerta de afuera, la maestra dijo:
- Hoy vamos a trabajar con plastilina.
- ¡Bien! - pensó el niño.
 
Podía hacer todo tipo de cosas con plastilina: víboras y muñecos de nieve, elefantes y rabitos; autos y camiones... Y comenzó a apretar y amasar la bola de plastilina, pero la maestra dijo:
- ¡Esperen! No es hora de comenzar. Y esperó hasta que todos estuviesen prontos.
- ¡Ahora! - dijo la maestra - nosotros vamos a hacer una víbora.
- ¡Bien! - pensó el niño.
 
Le gustaba hacer víboras. Y comenzó a hacer unas de diferentes tamaños y formas. Pero la maestra dijo:
¡Esperen! Yo les mostraré cómo hacer una víbora larga.
- ¡Así! - dijo la maestra - Ahora pueden comenzar.
 
El niño miró la viborita de la maestra. Entonces, miró las suyas. Le gustaban más las suyas que las de la maestra, pero no lo reveló. Simplemente amasó la plastilina, en una gran bola e hizo una viborita como la de la maestra, que era una viborita larga.
 
Así el niño aprendió a esperar y a observar; y a hacer cosas como la maestra, y luego él no hacía las cosas por sí mismo.
 
Entonces sucedió que el niño y su familia se mudaron a otra casa, en otra ciudad y tuvo que ir a otra escuela. Esa escuela era mucho mayor que la primera, entonces había puertas afuera. Para llegar a su salón, tenía que subir algunos escalones y seguir por un corredor largo para finalmente llegar a su clase.
 
Justamente en el primer día que él estaba allí, la maestra dijo:
- Hoy vamos a hacer un dibujo.
- ¡Bien! - pensó el niño. Y esperó a la maestra para que le dijera cómo hacerlo, pero ella no dijo nada, apenas andaba por el salón. Cuando se acercó al niño, le dijo:
- ¿Tú no quieres dibujar?
- Sí - dijo el niño -. Pero ¿qué vamos a hacer?
- Yo no sé, hasta que tú lo hagas - dijo la maestra.
- ¿Cómo lo haré? - preguntó el niño.
- ¿Por qué? - dijo la maestra - De la manera que tú quieras.
- ¿Y de cualquier color? - preguntó él.
- De cualquier color - dijo la maestra -. Si todos hiciesen el mismo dibujo y usasen los mismos colores, ¿cómo yo podría saber quién hizo qué, ¿y cual sería de quién?.
- Yo no sé - dijo el niño. Y comenzó a hacer una flor roja, con el tallo verde.

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