El Romanticismo es un movimiento cultural y político originado en Alemania y en el Reino Unido a finales del siglo XVIII como una reacción contra el racionalismo de la Ilustración y el Clasicismo, confiriendo prioridad a los sentimientos. Su característica fundamental es la ruptura con la tradición clasicista basada en un conjunto de reglas estereotipadas y la búsqueda constante de la libertad. Se desarrolla durante la primera mitad del siglo XIX, extendiéndose desde Inglaterra a Alemania hasta llegar a otros países.
Tres son las cuestiones más destacadas de este período que debemos conocer para una mejor comprensión de sus obras:
·
Belleza:
se resume en armonía, proporción y ritmo.
La belleza no es una cualidad de los
objetos sino una disposición del sujeto.
·
Genio:
el arte se convierte en expresión. El artista ni imita a la naturaleza, sino
que la crea.
·
Originalidad:
es sinónimo de autenticidad, de veraz, de genuino.
El
arte es una proyección natural del pensamiento y de los sentimientos. Es un
proceso de la imaginación que modifica y sintetiza imágenes, pensamientos,
sentimientos, recuerdos y analogías.
C.
D. Friedrich, “El caminante sobre el mar
de nubes” (1818)
D.
S. Velázquez, “Las Meninas” (1656)
El sistema y los
valores del romanticismo:
El primer
período del Romanticismo (1770-1820) se desarrolla en oposición al
Neoclasicismo. Mientras que el Neoclasicismo propone una belleza ideal, el
racionalismo, la línea, el predominio del dibujo y el culto a la Antigüedad
clásica, el Romanticismo promueve la pasión, lo irracional, lo
imaginario, el desorden, la exaltación, el color, la pincelada, el culto a lo
exótico.
La obra de
Turner “Light and Colour” (Goethe's Theory) (“Luz y Color” (Teoría de Goethe) ejemplifica esta
oposición.
El
romanticismo defiende la superioridad del sentimiento sobre la razón, y por
ello exalta la sensibilidad, la imaginación y las pasiones.
Centró su
atención en el paisaje y la naturaleza, así como la figura humana y la
supremacía del orden natural por encima de la voluntad de la Humanidad. Se
sigue una filosofía panteísta. Es una concepción opuesta a los ideales
ilustrados, pues ve el destino de la humanidad bajo una luz más trágica o
pesimista.
C. D.
Friedrich, “Arco iris en un paisaje de
montañas” (1810)
·
El culto a la
Edad Media: el Romanticismo desarrolla la pasión por los temas históricos.
En particular se trata la Edad Media. A los pintores les atraía de esta época
su exotismo, por el cambio de fondo y de accesorios, así como por ver en ella
una época de piedad intensa a la que se deseaba retornar. Las ruinas, como la “Abadía en el robledal” de Caspar David Friedrich, se
convierten en un tema romántico por excelencia.
·
El exotismo:
les atrae el exotismo, sobre todo las civilizaciones árabes, dando lugar a una
corriente pictórica particular: el orientalismo, que recorrerá todo el siglo
XIX. Muchos pintores representaron escenas árabes y edificios islámicos. Los
pintores ya no viajaban sólo a Italia, como habían hecho hasta entonces, hasta
abarcar otros lugares como Turquía, Marruecos, Argelia o España.
·
La violencia:
en muchos cuadros del romanticismo se aprecia un interés por la violencia, el
drama, la lucha, la locura. Ocuparon un lugar preponderante en muchos cuadros
lo misterioso y lo fantástico, expresados de forma dramática.
Los temas
fantásticos y macabros comenzaron a aparecer en pintura a partir de 1775, por
influencia de la literatura alemana. Monstruos, brujas y espectros poblaron los
lienzos.
El romanticismo concede gran
importancia a lo irracional. Autores como Füssli, Blake o Goya, en plena época
neoclásica, pintaron cuadros que rendían culto al inconsciente, a la irracionalidad,
la locura y el sueño.
La locura fue un tema que
particularmente ocupó a Géricault, como vemos por ejemplo en su obra “El cleptómano”.
·
La ideología política:
en un primer momento, el romanticismo es un movimiento cultural vinculado con la
Restauración, pues se inicia como reacción conservadora al Neoclasicismo
revolucionario.
Pero
después, en un segundo período, el romanticismo se hace liberal y
revolucionario. Ejemplo de ello es “La
libertad guiando al pueblo”, de Eugène Delacroix.
Naturaleza de las obras:
· La
expresión: utiliza con
frecuencia fuertes contrastes de luz y sombra (claroscuro). Es característico
el colorido, pues prevalece sobre el dibujo, que asume un papel secundario. La
pincelada se hace visible, impetuosa. A veces el acabado del cuadro tiene un
aspecto de esbozo.
En cierto
sentido, al hablar del romanticismo se puede hablar de un neo-barroco, por el
movimiento, la tensión, el empuje, los contrastes y los colores de estos
cuadros. Son, en general, pintores barrocos los que influyen a los pintores
románticos: la huella de Caravaggio es evidente en Géricault, mientras que
Rubens influye en Gros y en Delacroix.
E.
Delacroix, “Esquisse pour la chasse aux
lions” (1854)
·
La temática:
los temas que preferían los románticos se evidencian en los géneros que
cultivaron. Así, el tema de la naturaleza hizo que los paisajes se
convirtieran en un género mayor, cuando hasta entonces era considerado menor o
mero fondo decorativo para las composiciones de figuras. No se trataba de
descripciones topográficas, sino de expresar emociones humanas a través del
paisaje. También alcanzó cierto desarrollo la pintura animalista, esto es, la que representaba animales,
tanto salvajes como domésticos. Otro género que cobró importancia fue la pintura costumbrista, que
reflejaba los tipos y personajes populares.
·
Las figuras:
el tratamiento de las figuras procura ser realista. Así, cuidan de que la ropa
de los personajes se corresponda con la época histórica que pretenden
representar o con el lugar en que tiene lugar la escena.
Bibliografía
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