lunes, 11 de marzo de 2013

Aprendizaje por proyectos

Un método de enseñanza más reciente es el conocido como “Aprendizaje por proyectos”. Este sistema constituye un modelo de instrucción auténtico en el que los estudiantes planean, implementan y evalúan proyectos que tienen aplicación en el mundo real más allá del aula de clase (Blank, 1997; Dickinson, et al, 1998; Harwell, 1997).

El método de proyectos supone una aportación muy positiva al mundo educativo ya que introduce una metodología totalmente diferente a lo que se venía haciendo hasta ahora, dejando a un lado la enseñanza rígida y estereotipada en la que el profesor adopta un rol superior al de los alumnos y estos se limitan a escuchar, obedecer y memorizar aquello que el maestro dice para después reproducirlo con la mayor exactitud posible.

El aprendizaje por proyectos parte un poco del enfoque constructivista defendido por psicólogos y educadores como Von Glaserfeld, Lev Vygotsky, Jean Piaget o John Dewey, entre otros. Según este enfoque es el propio niño quien tiene que construir su conocimiento. El maestro no es más que un guía encargado de proporcionar al niño aquellas herramientas que le permitan irse desarrollando personal y profesionalmente. El alumno desempeña un papel activo. No es un ser pasivo que atiende y responde a la voluntad del maestro.

En este sentido, el método de proyectos fomenta una participación activa del alumno. Son ellos quienes escogen el tema sobre el que quieren trabajar, cómo quieren abordarlo, qué estrategias van a llevar a cabo, etc. Esta forma de trabajar los contenidos les resulta llamativa, innovadora hasta tal punto de que les entusiasma, se sienten motivados y alumnos que quizás apenas se involucran en la asignatura muestran una disposición mucho más positiva hacia la actividad. Además, el hecho de que encuentren un sentido, un significado y una aplicación útil en diversos contextos de su vida cotidiana hace que tengan más ganas de trabajar. Este es muchas veces el problema de los sistemas educativos actuales: los niños no entienden para qué les sirve todo lo que aprenden en aula. Aprenden conceptos de memoria que retienen en la cabeza cortos períodos de tiempo y que luego no son capaces de aplicar en su día a día; piensan que son cosas innecesarias, sin sentido y lo consideran una pérdida de tiempo.

El trabajo de los contenidos a través de proyectos hace que los alumnos retengan los conocimientos de manera significativa, relacionándolos con diversos aspectos del mundo real y cotidiano que les rodea.

La diversidad  de posibilidades que ofrece a la hora de abordar los distintos temas hace posible atender las diferentes habilidades, capacidades, formas de aprender y trabajar, etc, de todos y cada uno de los alumnos. Cada niño adapta el estudio a sus características y criterios de trabajo personales.

Por otra parte y no menos importante, el aprendizaje por proyectos fomenta algo fundamental que más allá del ámbito académico es básico en vistas a un futuro próximo y laboral: la colaboración, el trabajo en equipo, la socialización. Los modelos de clase tradicional siguen más bien una línea de trabajo individual y aislado pero los proyectos implican la necesidad de relacionarse con los compañeros y aprender tanto a expresar y aportar opiniones propias como a escuchar y respetar las de los demás. Esto es algo que no se enseña en ninguna asignatura y que, sin embargo, es necesario aprender.

El trabajo interdisciplinar que implica este sistema educativo es uno de los aspectos más valiosos que aporta este método. De qué nos sirve enseñar cada área como un conocimiento aislado si lo realmente útil es hacer ver al niño que todo está relacionado, que los contenidos abordados en una materia nos permiten comprender contenidos de otra materia y que la unión, comprensión y puesta en práctica de las diferentes disciplinas es lo que constituye nuestra capacidad cognitiva y nos permite desenvolvernos y desarrollarnos en la sociedad y en la vida.

Como toda actividad que se lleva a cabo en el aula, un proyecto se planifica y realiza para conseguir un determinado objetivo y desarrollar y adquirir unos determinados conocimientos, habilidades y destrezas. Este planteamiento de objetivos tiene que ser clara y específicamente conocido tanto por docentes como por alumnos y deben servirles como guía orientadora de su trabajo.

Los diferentes grupos de alumnos pueden trabajar bien sobre un mismo proyecto de investigación o sobre proyectos diferentes. Es recomendable dar un plazo largo de tiempo para su elaboración, pero de forma que se pueda dedicar una parte del tiempo del curso a la exposición, crítica y comentario de los proyectos realizados. Esto hará más rica la experiencia y los alumnos sentirán más valorado su esfuerzo.

La realización de un proyecto suele plantearse como un informe científico en el sentido en que deben seguirse una serie de pasos en los que quede detallado todo el proceso de elaboración y que se pueda dar a conocer a todas aquellas personas interesadas en la investigación.

Uno de los inconvenientes que puede plantear este método es la falta de  predisposición de los docentes a salirse de su línea de actuación tradicional y adentrarse en un campo nuevo, que implica una metodología diferente, que requiere un esfuerzo mayor y cuyos resultados son desconocidos. No obstante, merece la pena arriesgarse ya que resulta una experiencia muy enriquecedora.

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