viernes, 8 de marzo de 2013

Los cuatro modelos históricos

1. Taller del artista:

¿En qué consiste? Este modelo educativo se basa en el aprendizaje a través de la observación y la experimentación al lado de un maestro que conoce la profesión. Antiguamente eran característicos los talleres en los que el maestro instruía el oficio al aprendiz que trabajaba con él y una vez que éste conocía la profesión hasta tal punto de abrir un taller por sí solo, dejaba al maestro y empezaba a trabajar de forma independiente.

La educación hoy día sigue, en líneas muy generales, esta misma estrategia pero con grandes diferencias en cuanto a aspectos formales, estructurales y metódicos: los aprendices se ponen al servicio de un maestro con el fin de adquirir conocimientos. No obstante, el aprendizaje que se lleva a cabo en el sistema educativo actual es algo diferente:
·         Se busca un aprendizaje generalizado y no enfocado hacia una formación laboral concreta y especializada.
·         Tiene lugar en centros educativos constituidos como instituciones formales e independientes, regidas bajo unas determinadas normas que deben cumplirse y respetarse.

Pero si vamos un poco más allá de la educación como institución, encontramos que esta metodología sigue vigente en el día a día de la sociedad. Por ejemplo, aquel trabajador al que le gustaría aprender a tocar la guitarra y no tiene tiempo para acudir a una escuela de música puede adquirir este conocimiento a través de cursos impartidos en forma de DVD que puede ver y poner en práctica en su casa. O aquella persona que quiere aprender a dibujar puede recurrir a grandes obras, libros, revistas, enciclopedias creadas a lo largo de la historia con el fin de mostrar cómo dibujar o pintar paso a paso una determinada imagen.

Entre las obras escritas para tal fin podemos destacar, entre otras:
 
·         Il Libro dell’Arte, de Cennino Cennini.
 
 

·         Libro de Villard de Honnecourt (siglo XIII).
 
 
Todos estos materiales educativos tienen un valor formativo muy interesante y suelen ser utilizados no tanto en ámbitos profesionales como a nivel de interés personal.
 
 
2. La Academia:
 
Después del “Taller del artista” en el que el aprendizaje no se llevaba a cabo en un contexto de escolarización formal al margen de una formación puramente profesional sino que tenía lugar en el mismo entorno laboral al que quería dedicarse, la educación da un giro y surge la necesidad de crear una nueva institución académica: “La Academia”.
 
Sabemos que el principal objetivo del método de “la Academia” es la imitación o representación de la realidad. En palabras de Alberto Durero: “cuanto mayor sea la exactitud con que te acerques a la naturaleza por la vía de la imitación, mejor y más artística será tu obra”. No obstante, parte un poco de la misma base que “el taller del artista” ya que a la hora de adquirir conocimientos sobre la práctica del dibujo, por ejemplo, comienza por la copia de los dibujos de los mejores maestros (sustento básico del taller del artista), después pasa por el dibujo del natural como ejercicio formativo clave y, finalmente, termina con la invención de nuevas composiciones (Pacheco, 1990).
 
Los dos grandes ejes en torno a los cuales debía desarrollarse el proceso de aprendizaje e investigación en el sistema de la Academia aparecen claramente representados en las diversas obras surgidas dentro de este método. Cabe destacar, por ejemplo, “El hombre de Vitruvio” de Leonardo  Da Vinci:
·         La geometría, la perspectiva, la anatomía, las proporciones son el fundamento de dicha creación.
·         A su vez, hay que considerar la belleza y el valor del dibujo en sí mismo como fundamento de la pintura y la escultura.
 

  
3. La Bahuaus:
 
Si hay algo que caracteriza “La Bahuaus” es el nuevo tratamiento que da a las Artes visuales. El dibujo, la pintura y la escultura constituyen un lenguaje, una forma de conocimiento y de expresión. Se deja atrás la concepción de los dos métodos anteriores en cuanto a que el arte tiene que ser una imitación, una reproducción lo más exacta posible de la realidad. “La Bahuaus” da rienda suelta a la experimentación, a la expresión de sentimientos y emociones, de pensamientos a través del arte. Una obra tiene que ser algo con lo que el autor se sienta identificado, algo propio, personal.
 
Con este sistema se llega a una nueva concepción del arte que perdurará a lo largo de la historia y que ofrece la posibilidad de plasmar la realidad tal y como uno la ve y la siente: la abstracción.
 
Respecto a la obra que aparece a continuación muchas personas podrían pensar que es un cuadro sin sentido, en el que el autor ha juntado una serie de líneas y círculos de cualquier forma hasta completar el lienzo. Pero no es así. Seguramente Kandinsky tardó mucho más tiempo del que podemos imaginar en elaborar este cuadro. Es verdad que no se parece a los que estamos acostumbrados a ver y en los que podemos identificar objetos o paisajes que nos son cotidianos. Esto no quiere decir que no tenga el mismo valor e incluso es muy probable que para el artista tenga un valor aún mayor ya que no se ha limitado a copiar la realidad en un sentido material, literal sino que la representa en la medida como él la interpreta, la percibe. En este cuadro queda plasmada su personalidad, su forma de entender el mundo. Se da a conocer mediante una nueva forma de entender el arte. Esto es abstracción. ¿Por qué una casa tiene que tener los ladrillos rojos y no pueden ser verdes si a lo mejor yo me identifico más con el color verde que con el rojo? El arte nos ofrece la posibilidad de expresar aquello que pensamos y sentimos dejando a un lado los estereotipos y las ideas preestablecidas.

 
 
 
Este método precisa una escolarización formal en la que se adquieran los conocimientos  necesarios sobre los nuevos elementos que constituyen el sistema: punto, línea, plano, textura y color.
 
4. El Genio:
 
Libertad y originalidad son las palabras claves que nos permiten describir el sistema del genio o del desarrollo creativo personal.
 
De qué nos sirve crear escuelas de arte en las que todos los alumnos sean educados bajo unas mismas directrices y estereotipos, de qué nos sirve obligar a los alumnos a comprender el arte de una manera determinada y prefijada por el docente, a seguir obligatoriamente las indicaciones del maestro. Con esto lo único que conseguimos es crear artistas con una mentalidad uniforme, dejando a un lado la originalidad y la libertad de creación.
 
El arte es una disciplina que ofrece la posibilidad de expresarse de una forma diferente, pero si condicionamos a los alumnos a expresar sus sentimientos y emociones de una determinada manera con un proceso de escolarización formal, sujeto a unos conceptos básicos que tienen que conocer y tener en cuenta obligatoriamente a la hora de crear, estamos dejando a un lado el sentido y la utilidad real del arte.
 
Viktor Lowenfeld sostuvo que para desarrollar la capacidad creadora solo hay un camino: crear. Y para crear no es necesario ningún tipo de conocimiento previo. La capacidad creativa del individuo se relaciona directamente con la variedad y la riqueza de la experiencia acumulada. Es aquí donde entra en juego el papel del maestro, ya que es el encargado de proporcionar a sus alumnos experiencias creativas enriquecedoras que les permitan desarrollar y poner en práctica su creatividad, la originalidad.
 
Si basamos la Educación Artística en un sistema formal regido por normas y aprendizajes rígidos, previamente fijados y establecidos, es muy difícil que el alumno, por sí solo, sea capaz de salirse de esos límites y dar rienda suelta a su imaginación.

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