sábado, 4 de mayo de 2013

La retórica visual: el sexismo en la publicidad

Son muchos los años que la mujer lleva luchando por conseguir ser tratada y considerada del mismo modo que los hombres; luchando por la igualdad entre hombres y mujeres en cuanto a oportunidades formativas y laborales, consideraciones sociales y culturales, etc.

Actualmente, las distinciones que se hacen entre hombres y mujeres son mucho menores respecto a épocas pasadas, no obstante, en el ámbito de la publicidad se siguen dando ciertas manifestaciones sexistas en las que se muestran imágenes que ponen de manifiesto una cierta superioridad de un sexo sobre el otro. Son anuncios en los que se insulta o agrede por razón de sexo, en los que se identifica a la mujer exclusivamente con el mundo doméstico o con determinadas profesiones, se la reduce a un mero objeto sexual o se asignan comportamientos diferenciados por razón de sexo (“Publicidad y Sexismo”, Colectivo Fem TV).

Desde el principio de los tiempos existen anuncios machistas en los que se sitúa al hombre por encima de la mujer. Ésta queda limitada al servicio de su esposo, al cuidado de la casa y a la educación de los hijos. Los siguientes anuncios nacieron en el mercado americano entre los años 20 y 70:















“¿Siempre es ilegal matar a una mujer?”

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
“¿Se casaría su marido con usted otra vez?”

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
“Cuánto más trabaja, más guapa parece” (Anuncio de vitaminas)


 
“Lo que ocurriría si los hombres compraran como las mujeres”
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
“El Mini Automático. Para conductores simples”
 
 
                                                 
                                                  
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
                                                   “El chef lo hace todo, pro cocinar - ¡para eso están las mujeres!”
 


Pero hoy en día seguimos encontrando anuncios y spots publicitarios en los que se expresa una visión sexista y machista de la sociedad.
 
 
 
 
La publicidad sexista no es sólo contra la mujer, y cuando se enfoca contra el hombre el único perjudicado no es solo el género masculino sino también el femenino y, en consecuencia, la sociedad misma.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 


 
 
 
La publicidad es el espejo de la sociedad en la que vivimos. Los espacios publicitarios hacen de la mente de los telespectadores “esponjas” que recogen toda la información que ven y escuchan. Por tanto, puede ser utilizada como una herramienta de manipulación y persuasión. Es desde aquí donde hay que acabar con la discriminación sexista, la ridiculización del hombre y la mujer y la imagen estereotipada de ambos. Para ello, conviene llevar a cabo campañas que tengan como objetivo cambiar las condiciones de desigualdad de hombres y mujeres en diversos ámbitos y crear una imagen alternativa que realmente se ajuste y refleje la situación actual de los seres humanos.
 
Bibliografía
 
 

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