lunes, 10 de junio de 2013

Previos al arte de la vanguardia del siglo XX

Antes de adentrarnos en las vanguardias que protagonizaron el siglo XX, conviene hablar un poco acerca del contexto artístico previo a dichos movimientos. Se trata del Romanticismo.

El Romanticismo es un movimiento cultural y político originado en Alemania y en el Reino Unido a finales del siglo XVIII como una reacción contra el racionalismo de la Ilustración y el Clasicismo, confiriendo prioridad a los sentimientos. Su característica fundamental es la ruptura con la tradición clasicista basada en un conjunto de reglas estereotipadas y la búsqueda constante de la libertad. Se desarrolla durante la primera mitad del siglo XIX, extendiéndose desde Inglaterra a Alemania hasta llegar a otros países.

Tres son las cuestiones más destacadas de este período que debemos conocer para una mejor comprensión de sus obras:

·         Belleza: se resume en armonía, proporción y ritmo.
La belleza no es una cualidad de los objetos sino una disposición del sujeto.
 
·         Genio: el arte se convierte en expresión. El artista ni imita a la naturaleza, sino que la crea.
 
·         Originalidad: es sinónimo de autenticidad, de veraz, de genuino.
 
El arte es una proyección natural del pensamiento y de los sentimientos. Es un proceso de la imaginación que modifica y sintetiza imágenes, pensamientos, sentimientos, recuerdos y analogías.
 
C. D. Friedrich, “El caminante sobre el mar de nubes” (1818)
 
 
D. S. Velázquez, “Las Meninas” (1656)
 
 
El sistema y los valores del romanticismo:
 
El primer período del Romanticismo (1770-1820) se desarrolla en oposición al Neoclasicismo. Mientras que el Neoclasicismo propone una belleza ideal, el racionalismo, la línea, el predominio del dibujo y el culto a la Antigüedad clásica, el Romanticismo promueve la pasión, lo irracional, lo imaginario, el desorden, la exaltación, el color, la pincelada, el culto a lo exótico.
La obra de Turner “Light and Colour” (Goethe's Theory) (“Luz y Color” (Teoría de Goethe) ejemplifica esta oposición.
 
 
El romanticismo defiende la superioridad del sentimiento sobre la razón, y por ello exalta la sensibilidad, la imaginación y las pasiones.
 
Centró su atención en el paisaje y la naturaleza, así como la figura humana y la supremacía del orden natural por encima de la voluntad de la Humanidad. Se sigue una filosofía panteísta. Es una concepción opuesta a los ideales ilustrados, pues ve el destino de la humanidad bajo una luz más trágica o pesimista.
 
C. D. Friedrich, “Arco iris en un paisaje de montañas” (1810)
 
 
·      El culto a la Edad Media: el Romanticismo desarrolla la pasión por los temas históricos. En particular se trata la Edad Media. A los pintores les atraía de esta época su exotismo, por el cambio de fondo y de accesorios, así como por ver en ella una época de piedad intensa a la que se deseaba retornar. Las ruinas, como la “Abadía en el robledal de Caspar David Friedrich, se convierten en un tema romántico por excelencia.
 
 
·      El exotismo: les atrae el exotismo, sobre todo las civilizaciones árabes, dando lugar a una corriente pictórica particular: el orientalismo, que recorrerá todo el siglo XIX. Muchos pintores representaron escenas árabes y edificios islámicos. Los pintores ya no viajaban sólo a Italia, como habían hecho hasta entonces, hasta abarcar otros lugares como Turquía, Marruecos, Argelia o España.
 
·      La violencia: en muchos cuadros del romanticismo se aprecia un interés por la violencia, el drama, la lucha, la locura. Ocuparon un lugar preponderante en muchos cuadros lo misterioso y lo fantástico, expresados de forma dramática.
 
Los temas fantásticos y macabros comenzaron a aparecer en pintura a partir de 1775, por influencia de la literatura alemana. Monstruos, brujas y espectros poblaron los lienzos.
 
El romanticismo concede gran importancia a lo irracional. Autores como Füssli, Blake o Goya, en plena época neoclásica, pintaron cuadros que rendían culto al inconsciente, a la irracionalidad, la locura y el sueño.
 
La locura fue un tema que particularmente ocupó a Géricault, como vemos por ejemplo en su obra “El cleptómano”.
 
 
·      La ideología política: en un primer momento, el romanticismo es un movimiento cultural vinculado con la Restauración, pues se inicia como reacción conservadora al Neoclasicismo revolucionario.
Pero después, en un segundo período, el romanticismo se hace liberal y revolucionario. Ejemplo de ello es “La libertad guiando al pueblo”, de Eugène Delacroix.
 
 
Naturaleza de las obras:
 
·      La expresión: utiliza con frecuencia fuertes contrastes de luz y sombra (claroscuro). Es característico el colorido, pues prevalece sobre el dibujo, que asume un papel secundario. La pincelada se hace visible, impetuosa. A veces el acabado del cuadro tiene un aspecto de esbozo.
En cierto sentido, al hablar del romanticismo se puede hablar de un neo-barroco, por el movimiento, la tensión, el empuje, los contrastes y los colores de estos cuadros. Son, en general, pintores barrocos los que influyen a los pintores románticos: la huella de Caravaggio es evidente en Géricault, mientras que Rubens influye en Gros y en Delacroix.
 
E. Delacroix, “Esquisse pour la chasse aux lions” (1854)
 
 
·      La temática: los temas que preferían los románticos se evidencian en los géneros que cultivaron. Así, el tema de la naturaleza hizo que los paisajes se convirtieran en un género mayor, cuando hasta entonces era considerado menor o mero fondo decorativo para las composiciones de figuras. No se trataba de descripciones topográficas, sino de expresar emociones humanas a través del paisaje. También alcanzó cierto desarrollo la pintura animalista, esto es, la que representaba animales, tanto salvajes como domésticos. Otro género que cobró importancia fue la pintura costumbrista, que reflejaba los tipos y personajes populares.
 
·      Las figuras: el tratamiento de las figuras procura ser realista. Así, cuidan de que la ropa de los personajes se corresponda con la época histórica que pretenden representar o con el lugar en que tiene lugar la escena.
 
Bibliografía
 
 

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